Ambos nos propusimos un juego, con reglas que son incoherentes para la sociedad actual. Conllevaba que; aquel que se pillara por el otro perdía, aquel que tuviera una erección o un orgasmo, con sentimientos perdía, aquel que tuviera el mínimo sentimiento por el otro perdía, aquel que, la palabra masturbarse fuera más que un reto, perdía.
Y sabéis porque decidimos jugar de esta extraña forma?, porque era la única, en la que los dos nos poníamos nuestros propios retos, de forma que no nos hacíamos daño, a no ser de que fuera un daño producido cuando follabamos.
Fue la manera de empezar una nueva etapa sin ataduras, de rollo sin cuelgues, sexo sin sustos, coitos sin coste, sin ataduras, ni mentiras, ni celos, ni achuchones, ni emoticonos, ni desayunos compartidos, sin "te echo de menos", sin apodos para ciertas partes del cuerpo, sin liarse.
En definitiva, "Sin compromiso".
En definitiva, "Sin compromiso".