lunes, 31 de mayo de 2010

Primer plano.

¿Ya has olvidado aquellas noches en la Ribera cuando los dos contemplábamos el cielo? Éramos jóvenes, alegres, inocentes.
¿Tampoco te acuerdas de la noche en que bebí champagne en tu zapato, dos litros, y lo único que corría por mis venas era el alcohol?
Hubiera cabido más, pero no era digno de aquel maravilloso lugar.

domingo, 30 de mayo de 2010

Dulce temporero.

¿Por qué has hecho eso?.
Sólo quería saber si me iba a gustar.
¿Y te ha gustado?.
No lo he decidido aún.
Y eso.
Ya sabes que conmigo no tienes que actuar, Manuel. No tienes que decir nada, ni tampoco hacer nada. Nada absolutamente. O quizás solo silbar. Porque sabes cómo silbar, ¿no Manuel?. Tan solo tienes que juntar los labios y ... soplar.

sábado, 29 de mayo de 2010

Crónicas pasajeras.

Sé de días en los que se sinceraba conmigo y me sorprendía con un miedo terrible a la soledad. Le gustaba hablar aunque nunca dijera nada cuerdo (era un sin sentido al fin y al cabo). No llegué a entender su pasión por escribir, o su negatividad. Me había explicado decenas de veces que, si tú te mantienes en el suelo, no puedes caer más, y solía decir que la esperanza era inútil. Todavía sigo sin saber por qué no intentó llegar al cielo, o al menos ponerse de puntillas sobre el suelo. Puede que hubiera estado allí antes. Quizá pensó que la caída no merecía la pena, pero sí que lo hacía. No se dio cuenta de que soy su paracaídas.

lunes, 24 de mayo de 2010

lunes, 17 de mayo de 2010

Vale la pena marear.

Tras seis agonizantes horas lectivas de un lunes, echo una mirada y ya son las dos y 39 del medio día, nunca se me había hecho tan largo un minuto, cuando menos me lo espero oigo ese ¡RINGGG! Que estaba esperando.
Entre la multitud logro escabullirme para coger mi sitio en el transporte escolar que me corresponde, logro sentarme y mi mirada se descoloca, no tiene un punto fijo en el que mirar, mis pensamientos se desbían a como será la tarde que me espera, algún que otro pensamiento negativo me recorre la cabeza, solo hago que mirar el reloj de reojo, quiero llegar a casa ya, me pueden mis ganas. Cuando he llegado a mi parada me bajo, y voy ocecada para casa.
Abro la puerta, y hoy a mama que me pregunta que tal me ha ido el día; pero mi cabeza no la tengo en el sitio correspondiente en esos momentos y lo único que la supe contestar fue, Mama la comida rápido por favor que tengo que ir a casa de Martina para hacer el resumen de el déficit español que nos ha mandado la de economía, ¡Si, la típica excusa que puede poner un hijo ante una situación como la mía!, si mi madre me conociera un poco más hubiera sabido que yo no iba ha hacer aquel estúpido resumen.
Mama acató todas mis ordenes y no se lo pensó ni un solo segundo, en ponerme el plato encima de la mesa, tenía tanta prisa que no supe ni lo que comí.
Cuando menos me lo esperaba ya eran las cuatro menos cuarto, salí de casa como una escopeta, mientras iba subiendo para el apeadero del tren, le di al play a mi reproductor de música, que por unos instantes me estaba haciendo olvidar mis nervios, pero ellos volvieron enseguida era inevitable pensarlo, he llegado casi con la hora justa, pero al minuto se oyó por los megáfonos que el tren procedente de Reinosa llegaba con un retraso de 12 minutos, ¡Uff! Unos minutillos más para concienciarme, para pensar como sería el recibimiento, en cual sería la sensación que notara al vernos de nuevo, o ¿vendrá o no vendrá?, como los nervios no se iban de mi cuerpo no dudé en encenderme el pitillo de Lucky, el fue el encargado de quitar los nervios en mi cuerpo, de liberarme de las tensiones. A lo lejos voy viendo una mancha roja y blanca, si es el tren, mi nudo del estomago estaba apretando más que nunca, baja del tren, de momento parece que todo va bien, aver cuanto dura, tomamos asiento en uno de los bancos que hay en el apeadero y nos ponemos a charlar, pero hubo un momento en el que se produjo un largo silencio, las miradas cruzadas, que dieron paso al beso que estábamos esperando, mis nervios estaban más a flor de piel todavía, pero el en segundo encuentro de nuestros labios, aquel nudo del estomago ya estaba más que desecho.
Todo iba sobre su rumbo, no había nada que lo interrumpiera, tras los besos y las caricias quedaba, tiempo para prestar la máxima atención a sus suspiros de ansiedad.
Pero el tiempo juntos había acabado su tren volvía de regreso, aquellas tres horas habían pasado tan rápido que ni nos lo creíamos, se subió al tren y todo se reduzco a una sola pregunta, ¿te volveré a ver?, no cabía duda de estaba claro.
Y sí, justo fue como una película, me quede en el anden y el pegado al cristal diciéndonos adiós, que extraña sensación , pero ha merecido la pena.
El regreso a casa fue con una sonrisa de oreja a oreja.

martes, 4 de mayo de 2010

No solo respirar

El abrió su boca y soltó aquella bocanada de humo de la ultima calada de su piti, y mientras se desvanecía los últimos manchones de humo, pronuncio aquellas irresistibles palabras, la primera fue ríete, la segunda cállate y la final ¡No! Mejor Bésame.

lunes, 3 de mayo de 2010

¿Sabes? te quiero.
Sobran las palabras cuando hay tantos sentimientos.